.
José Ramón Galán Talens Favara a 10 de mayo de 2013
Algunos datos históricos
El nombre de esta especialidad se da en honor a la famosa familia de
armeros de Regensburg-Alemania, descargar
Die Oberpfälzer
Büchsenmachertradition der Kuchenreuter,
que destacaron en la fabricación
de magníficas pistolas desde el año 1626.
.
Aunque entre los siglos XIV y XV ya aparecen algunos cañones de
mano, podrían considerarse los precursores de la pistola, no será hasta el XVI cuando se empiezan a fabricar las
pistolas casi como las conocemos actualmente. Pero no como arma
corta individual o de defensa, sino como arma de ataque para la caballería, que
hasta ese momento solo había recibido las descargas de las compañías
de mosqueteros, aguantándolas sin poder hacer nada por rechazarlas.
.
Estas primeras pistolas llevan una llave de encendido denominada “de
rueda”,
verdadero mecanismo de relojería al que también había que dar cuerda,
con una llave especial, cada vez que se disparaba para volver a tensar el muelle real. Al disparar sacaba las chispas de una
forma similar a como se obtienen en algunos encendedores actuales, es
decir haciendo girar una rueda metálica dentada sobre un trozo de
pirita.
Estas pistolas se denominaron “de
arzón”
por ser donde se colgaban, en el arzón de la montura, y se
fabricaban por parejas (una para cada lado del arzón) para dar una
mayor potencia de fuego al caballero.
Ver
publicación del Museo Arqueológico Nacional, "La Pistola" de
Gaspar Aranda.
Estas armas no fueron decisivas para el desenlace de ninguna
batalla, sin embargo devolvieron a la caballería el respeto que se
le había perdido con la aparición de los arcabuces, ya que esta no
los podía emplear por ser grandes, pesados y de complejo manejo por
un hombre a caballo.
La estrategia que se usó la primera vez que se entraron en batalla,
fue la de acercarse al galope hasta las filas enemigas, descargar
las dos pistolas y regresar a retaguardia para recargar, la misma
que emplearía la caballería durante la guerra de secesión americana
300 años después.
A pesar de la poquísima precisión de este tipo de armas, fueron
bastante efectivas en el campo de batalla, debido fundamentalmente a lo cerrado de las
formaciones defensivas contra las cargas de caballería, y que
estaban compuestas
principalmente por piqueros. No obstante este tipo de pistolas
resultaban extremadamente caras y muy frágiles en campaña, por lo
que su uso fue marginal hasta la aparición de la llave de pedernal
(finales del siglo XVI, principio del XVII), muy fiable y asequible
respecto de las de rueda.
A pesar de esta introducción retrospectiva, no son estas las
pistolas que nos interesan, sino las del siglo XIX,
fundamentalmente las del segundo y último tercio. Estas últimas se
caracterizan por tener llave de percusión (fulminante), cañones estriados de alta calidad,
disparadores son sensibilizador “al
pelo”
y calibres moderados de entre 8 y 12 milímetros. Las del último
tercio son además muy estilizadas y con ángulos que no solo
permiten el tiro deportivo, sino que están pensadas para ello.
Se fabricaron generalmente por parejas y se ofrecían
en un estuche
que contenía todos los útiles necesarios para la fabricación de los
proyectiles, la carga y mantenimiento de las mismas. Se llaman
estuches de duelo o de viaje, según fuera el uso al que estaban
destinadas. Las familias poderosas también hicieron de ello un signo
de ostentación y lujo, por lo que existen estuches que son
verdaderas obras de arte que jamás se destinaron al uso previsto
para un arma. Gracias a este hecho han llegado hasta nosotros en un
estado de conservación excelente.
Los estuches de viaje suelen contener pistolas un poco mas cortas
y menos lujosas, pues eran mas como una herramienta. Estaban destinados a la protección del viajero cuando casi cualquier
desplazamiento significaba días de viaje por rutas generalmente poco
concurridas, donde los bandoleros y asaltantes campaban a sus
anchas. La autoprotección era la única con que se contaba,
afortunadamente los asaltacaminos solían estar mal armados,
generalmente por cuchillos, y disuadirlos no era excesivamente
complicado en la mayoría de las ocasiones.
Los estuches de duelo contenían armas de mucha
mayor calidad y lujo, puesto que estaban destinados a una actividad
distinta de la anterior. Se podría decir que representaban la
riqueza de la familia propietaria.
.
Sin embargo, a mediados y finales del siglo XIX las pistolas de
duelo empiezan a usarse para otra actividad que si bien en un
principio consistía en un entrenamiento, por si algún día había que
batirse, pronto paso a ser una actividad lúdica. Una buena muestra
de ello es la reducción del calibre de las pistolas y una mejora
importante de los elementos de puntería. Existe un libro muy curioso
fechado en Granada en 1854, titulado “El tirador de pistola”.
Tratado para el conocimiento y manejo de este arma que nos ofrece
una idea aproximada de cómo se practicaba este deporte en la época,
de las posturas de tiro, distancias etc.