José Ramón Galán Talens

 

El proyectil del revólver

El esférico ha sido el proyectil por excelencia del revólver de avancarga, y aunque se hicieron ensayos con los cilindro-cónicos, estos no se impusieron por su mayor retroceso e imprecisión. 

 

 

Instantánea durante una de las entradas de revólver del pasado mundial 2006 celebrado en Burdeos-Francia. En primer término, Fernando Juliá, miembro del equipo español.

 

 

EL  PROYECTIL

 

Actualmente, y tras muchas pruebas, no considero para el tiro deportivo más posibilidad que el proyectil esférico, tanto en las disciplinas de tiro a 25 metros (Mariette y Colt), como en la de 50 (Donald Malson).

 

Ciertamente se podría pensar que el proyectil de tipo ojival tiene ventajas aerodinámicas respecto del esférico, y de hecho las tiene, al menos sobre el papel, pero otra cosa es cargarlos en el cilindro de forma centrada, condición indispensable para que su comportamiento sea el adecuado. Además, al atacarlos con la palanca de carga se deforma la cabeza del proyectil, en mayor o menor medida, y todo ello impide que se comporten de forma precisa. Personalmente no he conseguido una precisión siquiera regular con este tipo de proyectil, y tampoco tengo noticias de ningún otro tirador que los utilice en alta competición.

 

La esfera es la forma aerodinámica mas simple que existe, solo una piedra tiene peor coeficiente balístico, no obstante, se beneficia una serie de ventajas que le permiten una cierta versatilidad. Su empleo útil es posible en casi todo tipo de estriados, incluso dañados, y donde solo tendremos que ajustar la carga a una velocidad que permita la máxima precisión.

 

El proyectil esférico tiene el centro de gravedad equidistante de todos los puntos de la superficie, por lo que su vuelo no se ve afectado por cabeceos aerodinámicos (siempre girará sobre si mismo) ni giros extraños debido a falta o exceso de velocidad rotacional, siendo moderadamente estable en su vuelo.

 

Los mejores resultados se obtienen cuando los disparamos con un cañón de ánima en buen estado y cuando el proyectil mantenga su forma. No obstante la carga del revólver siempre produce una considerable deformación del proyectil, que será mayor cuanto mas sobredimensionado sea el mismo respecto de las medidas de los alvéolos del tambor. Las deformaciones en cualquier proyectil, esférico o no, siempre son responsables de un vuelo errático, mas acusado cuando mayor sea la distancia recorrida.

 

     

Proyectiles de revólver recuperados. Se observa la marca del estriado, de la palanca de carga y las dejadas por la sémola en la base del mismo.

 

 

 

El proyectil esférico ideal, se obtiene por extrusión y conforma unas esferas perfectas. Con los procedentes de fundición con turquesa o molde, se obtienen buenos resultados deportivos, pero son mas imperfectos. Estos últimos los podemos mejorar haciéndolos girar en un recipiente hasta quedar con una forma aceptable y con el “bebedero” (zona de entrada del plomo fundido en los moldes que deja una protuberancia) atenuado a su mínima expresión. No obstante a muchos tiradores no les importa demasiado el “bebedero”, pues lo cargan con este hacia arriba de forma que al atacarlo con la palanca, lo aplana lo suficiente para que no se aprecie entre las marcas que deja la misma y que lógicamente provocan una deformación mas importante que el "bebedero" propiamente.

 

Generalmente debemos emplear proyectiles del calibre recomendado por el fabricante, ya que se supone que han realizado pruebas que determinan su idoneidad respecto de otros de mayor o menor diámetro.


No obstante algunos tiradores prefieren emplear proyectiles de mayor
calibre, que al cargarlos en el tambor dejan un anillo de plomo sobrante (considero que al entrar tan forzados se deforman en exceso), recalibrándose al calibre exacto de la recámara al tiempo que se aumenta la superficie de contacto con las estrías. Personalmente, y tras múltiples ensayos, no encuentro ventaja alguna en esta fórmula que fue “dogma de fe” en los primeros años de la avancarga en nuestro país, y prefiero emplear los de calibre exacto y que no dejen anillo alguno.

 

Respecto del material de que se compone el proyectil, generalmente el plomo puro vale para todas las armas, ya que al cargarlo, cualquier falta o exceso de calibre queda anulada, pues se adaptará a la recámara por compresión (la de la palanca de carga). En ocasiones he probado aleaciones y en general funcionan de forma similar al plomo puro, siempre que el cañón esté en perfecto estado, no así los revólveres originales en los que van mejor de plomo sin ningún tipo de aleación.

 

 

 

Proyectiles originales procedentes de un estuche con un revólver original belga. La mayor peculiaridad es la cola de los mismos en forma de clavo donde insertan una tapa de cartón para obturar y/o estabilizar el proyectil ¿?

 

Disparo durante la prueba de Colt en el reciente europeo 2011 celebrado en Hamina-Finlandia.

 

 

 

LUBRICACIÓN  DEL  PROYECTIL

 

Los proyectiles de plomo “desnudo” precisan de algún tipo de lubricante para favorecer su deslizamiento por el cañón, y al tiempo entorpecer o eliminar la posibilidad de que los residuos del plomo se acumulen en las estrías (“emplomado”), perdiendo con ello la posibilidad de que las mismas estabilicen correctamente nuestro proyectil.

 

El reglamento MLAIC, en el apartado 500 sobre normas de seguridad, punto 521 dice lo siguiente:

 

500  -  NORMAS DE SEGURIDAD:
521      Es obligatorio el sellar las recámaras de los cilindros con grasa después de cargar las balas.

 

Dicho esto, aparte de las ventajas como lubricante, tenemos la obligación del sellado por motivos de seguridad.

 

En la década de los 80, cuando comencé en el tiro con armas de avancarga, este sellado se entendía de una forma literal que a mí me parecía poco ortodoxa, se rellenaba todo el espacio vacío de las recámaras. Ello provocaba muchas variaciones en el comportamiento del arma. En principio sabías que el proyectil debía quedar muy cerca del borde del tambor, pero no había explicación (no se sabía o no se daba) a este hecho, al menos una que tuviera visos de una cierta verosimilitud. Con el tiempo comprobé que el arma se comportaba de forma diferente cuando cambiaba de grasa o bien de consistencia y pronto pude constatar que el “tapón de grasa” que situaba delante del proyectil, interfería de forma importante su desplazamiento inicial y no siempre de la misma manera.

 

Con ocasión de un campeonato, pude apreciar como unos grandes tiradores españoles, Eduardo Fernández y Eugenio Martín, no sellaban las recámaras de la forma “usual”, por lo que al finalizar la prueba les pregunté como lo hacían y el porqué de ello.

Empleaban una varilla de madera con un aplique de marfil en la punta (como una pequeña baqueta de carga), con la que recogía un poco de grasa de un bote que llevaban al efecto y lo depositaban sobre el proyectil sin necesidad de rellenar toda la recámara, y sin necesidad de dejar el proyectil a “ras” de las recámaras.

 

Y este es el motivo por el cual los revólveres tenían que situar el proyectil cerca del borde de las recámaras, almacenar una menor cantidad de grasa (tapón) delante del proyectil. A diferencia de los rifles, en los revólveres no se aprecia que el "free bore" afecte demasiado a la precisión.

 

Al poco ya me estaba fabricando un aplicador de grasa y desde entonces, creo que la mayoría de tiradores lo emplean actualmente.

 

En aquellos inicios, las grasas que empleábamos eran similares a las de la época, una mezcla de cera virgen y grasa animal en proporciones distintas para verano e invierno. Esto era debido a que precisábamos de una textura constante adecuada a la forma de sellar y la buena para el verano era excesivamente dura en invierno y viceversa.

Y no nos iba mal con aquella fórmula de sellado, pero había que ser muy cuidadoso con la carga y ajustar muy bien los proyectiles para que quedaran debidamente enrasados. pero en ocasiones, por suciedad o por algún otro motivo, el proyectil no entraba lo suficiente y quedaba el tambor bloqueado, con todo el problema que ello supone para un tirador, y mas si no está muy experimentado.

 

Actualmente empleamos casi cualquier tipo de grasa, la mencionada anteriormente o cualquier otra de textura cremosa de procedencia mineral, vegetal, animal o combinaciones. Con la nueva forma de sellar las recámaras, no es necesario dejar los proyectiles enrasados, por lo que la carga es menos laboriosa o crítica.

 

     
 

Con este método de lubricación no es indispensable que el proyectil quede enrasado con el tambor.

 

Aspecto del tambor cargado en sellado. Hemos empleado grasa blanca para una mejor percepción.

 

 

   

¿Cuál es la mejor grasa para el revólver?

Cuando comencé en el tiro deportivo con armas de avancarga, aprendí a fabricar mi propia grasa de tiro mezclando grasa animal (manteca de cerdo u otras) con una cantidad de cera virgen para darle consistencia, que oscilaba entre el 20 y el 40% dependiendo de la época del año. Posteriormente y a lo largo de mi vida deportiva creo haber empleado todo tipo de grasas, de origen animal, vegetal, mineral y sintético, sin poder distinguir ventaja alguna entre ellas.

Lo que si es cierto, es que en los revólveres hay que emplear la menor cantidad posible para lubricar el proyectil y cumplir con el reglamentario sellado de las recámaras. Preferentemente lo haremos con un aplicador de punta cóncava para que deposite la grasa en la junta entre proyectil y cámara. Actualmente empleo cualquiera de las de base de litio por ser de fácil adquisición, bajo precio y perfectamente válida para todo. Consultando entre los mejores expertos internacionales de tiro con revólver, no existe unanimidad en esto y la mayoría consideran que no es un elemento determinante en las especialidades de revólver.

 


¿Qué grasa es la más empleada en alta competición?

No existe un criterio unificado, y por los motivos señalados anteriormente, se emplean de todos los tipos sin excepción.

No obstante las de origen mineral o sintético se imponen por ser adecuadas, no contienen agua en su composición y son las más estables (composición y textura) a los cambios de temperatura. Y es por este motivo que pueden ser llevadas en la bolsa de tiro sin que sufran ninguna alteración durante largos períodos de tiempo.

 

 

     

Grasa lubricante con textura cremosa con la que podemos sellar directamente con un aplicador.

El aplicador con una forma cóncava, deposita el mínimo de grasa para cumplir con el reglamentario sellado de las recámaras.

La grasa así aplicada queda sobre el proyectil y en la junta de este con las paredes de la recámara.

 

 

 

¿Cuál es el objetivo de sellar las recámaras?

El Reglamento MLAIC en el apartado 500, punto 521 considera motivos de seguridad, y debe ser acatado de forma literal.

Pero también hemos de considerar su necesaria función como lubricante que nos permita efectuar la sesión de tiro sin problemas de acumulación de residuos o emplomado del ánima del cañón.

 

Reglamento MLAIC 2011

 

 


¿Es necesario o conveniente lubricar los proyectiles antes de cargarlos?

No es necesario, pero algunos tiradores si lo hacen y ello no puede perjudicar la precisión, al contrario, podría mejorarla. El motivo por el que la mayoría de tiradores no lo hacen, debe ser para no facilitar el desplazamiento de los proyectiles cargados por efecto de la inercia que se genera en disparos precedentes, ya que si ello ocurriera, perjudicaría la precisión y regularidad. Personalmente lo he probado y descartado porque no me aporta ninguna mejora.

En cambio, la grasa que usamos como sellado, cumple con todos los requisitos reglamentarios de seguridad y tiene la virtud de formar una fina película por la que se deslizará el proyectil disminuyendo el rozamiento y desgaste (evita o retrasa el emplomado del ánima), al tiempo que impide o retrasa la acumulación de los residuos de la combustión de la carga.

 

Rémington New Model Navy original de calibre .36. Obsérvese que mantiene el punto de mira cónico y en cola de milano original de la marca y que sería substituido en gran parte de los modelos Army de 1863.

 

 

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