EL PROYECTIL
Actualmente, y tras
muchas pruebas, no considero para el tiro deportivo más
posibilidad que el proyectil esférico, tanto en las
disciplinas de tiro a 25 metros (Mariette y Colt), como en
la de 50 (Donald Malson).
Ciertamente se podría
pensar que el proyectil de tipo ojival tiene ventajas
aerodinámicas respecto del esférico, y de hecho las tiene,
al menos sobre el papel, pero otra cosa es cargarlos en el
cilindro de forma centrada, condición indispensable para que
su comportamiento sea el adecuado. Además, al atacarlos con
la palanca de carga se deforma
la cabeza del proyectil, en mayor o menor
medida, y todo ello impide que se
comporten de forma precisa. Personalmente no he conseguido
una precisión siquiera regular con este tipo de proyectil, y
tampoco tengo noticias de ningún otro tirador que los
utilice en alta competición.
La esfera es la forma
aerodinámica mas simple que existe, solo una piedra tiene
peor coeficiente balístico, no obstante, se beneficia una
serie de ventajas que le permiten una cierta versatilidad.
Su empleo útil es posible en casi todo tipo de estriados,
incluso dañados, y donde solo tendremos que ajustar la carga
a una velocidad que permita la máxima precisión.
El proyectil esférico
tiene el centro de gravedad equidistante de todos los puntos
de la superficie, por lo que su vuelo no se ve afectado por
cabeceos aerodinámicos
(siempre girará sobre si mismo) ni
giros extraños debido a falta o exceso de velocidad
rotacional, siendo moderadamente estable en su vuelo.
Los
mejores resultados se obtienen cuando los
disparamos con un
cañón de ánima en buen estado y cuando el proyectil mantenga
su forma. No obstante la carga del revólver siempre produce
una considerable deformación
del proyectil, que será mayor cuanto
mas sobredimensionado sea el mismo respecto de las
medidas de los alvéolos del tambor. Las
deformaciones en cualquier proyectil, esférico o no, siempre
son responsables de un vuelo errático, mas acusado cuando
mayor sea la distancia recorrida.
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Proyectiles de revólver
recuperados. Se observa la
marca del estriado, de la
palanca de carga y las
dejadas por la sémola en la
base del mismo.
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El proyectil esférico
ideal, se obtiene por extrusión y conforma unas esferas
perfectas. Con los procedentes de fundición con turquesa o
molde, se obtienen buenos resultados deportivos, pero
son mas imperfectos. Estos últimos los podemos mejorar
haciéndolos girar en un recipiente hasta quedar
con una forma aceptable y con el “bebedero” (zona de entrada
del plomo fundido en los moldes que deja una protuberancia)
atenuado a su mínima expresión. No obstante a muchos
tiradores no les importa demasiado el “bebedero”, pues lo
cargan con este hacia arriba de forma que al atacarlo con la
palanca, lo aplana lo suficiente para que no se aprecie
entre las marcas que deja la misma y que lógicamente
provocan una deformación mas importante que el
"bebedero" propiamente.
Generalmente debemos
emplear proyectiles del calibre recomendado por el
fabricante, ya que se supone que han realizado pruebas que
determinan su idoneidad respecto de otros de mayor o
menor diámetro.
No obstante algunos tiradores prefieren emplear proyectiles
de mayor calibre, que al cargarlos en el tambor
dejan un anillo de plomo sobrante (considero que al
entrar tan forzados se deforman en exceso), recalibrándose al calibre exacto
de la recámara al tiempo que se aumenta la superficie de
contacto con las estrías. Personalmente, y tras múltiples
ensayos, no encuentro ventaja alguna en esta fórmula que fue
“dogma de fe” en los primeros años de la avancarga en
nuestro país, y prefiero emplear los de calibre exacto
y que no dejen anillo alguno.
Respecto del material de
que se compone el proyectil, generalmente el plomo puro vale
para todas las armas, ya que al cargarlo, cualquier falta o
exceso de calibre queda anulada, pues se adaptará a la
recámara por compresión (la de la palanca de
carga). En
ocasiones he probado aleaciones y en general funcionan de
forma similar al plomo puro, siempre que el cañón
esté en
perfecto estado, no así los revólveres
originales en los que van mejor
de plomo sin ningún tipo de aleación.
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Proyectiles originales
procedentes de un estuche
con un revólver original
belga. La mayor peculiaridad
es la cola de los mismos en
forma de clavo donde
insertan una tapa de cartón
para obturar y/o estabilizar
el proyectil ¿?
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Disparo durante la prueba de
Colt
en el reciente europeo 2011
celebrado en
Hamina-Finlandia.
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LUBRICACIÓN DEL PROYECTIL
Los proyectiles de
plomo “desnudo” precisan de algún tipo de lubricante
para favorecer su deslizamiento por el cañón, y al
tiempo entorpecer o eliminar la posibilidad de que los
residuos del plomo se acumulen en las estrías
(“emplomado”), perdiendo con ello la posibilidad de que
las mismas estabilicen correctamente nuestro proyectil.
El reglamento MLAIC,
en el apartado 500 sobre normas de seguridad, punto 521
dice lo siguiente:
500 - NORMAS DE SEGURIDAD:
521 Es obligatorio el sellar las
recámaras de los cilindros con grasa después de cargar
las balas.
Dicho esto, aparte
de las ventajas como lubricante, tenemos la obligación
del sellado por motivos de seguridad.
En la década de los
80, cuando comencé en el tiro con armas de avancarga,
este sellado se entendía de una forma literal que a mí
me parecía poco ortodoxa,
se rellenaba todo el espacio
vacío de las recámaras. Ello provocaba muchas
variaciones en el comportamiento del arma. En principio sabías que el proyectil debía quedar muy cerca del borde
del tambor, pero no había explicación (no se sabía o no
se daba) a este hecho, al menos una que tuviera visos de
una cierta verosimilitud. Con el tiempo comprobé que el
arma se comportaba de forma diferente cuando cambiaba de
grasa o bien de consistencia y pronto pude constatar que
el “tapón de grasa” que situaba delante del proyectil,
interfería de forma importante su desplazamiento inicial
y no siempre de la misma manera.
Con ocasión de un
campeonato, pude apreciar como unos grandes tiradores
españoles, Eduardo Fernández y Eugenio Martín, no sellaban las recámaras de la forma
“usual”, por lo que al finalizar la prueba les pregunté
como lo hacían y el porqué de ello.
Empleaban una varilla de
madera con un aplique de marfil en la punta (como una
pequeña baqueta de carga), con la que recogía un poco de
grasa de un bote que llevaban al efecto y lo depositaban
sobre el proyectil sin necesidad de rellenar toda la
recámara, y sin necesidad de dejar el proyectil a “ras”
de las recámaras.
Y este es el motivo por el cual los
revólveres tenían que situar el proyectil cerca del
borde de las recámaras, almacenar una menor cantidad de
grasa (tapón) delante del proyectil. A diferencia
de los rifles, en los revólveres no se aprecia que el
"free bore" afecte demasiado a la precisión.
Al poco ya me estaba
fabricando un
aplicador de grasa y desde entonces, creo
que la mayoría de tiradores lo emplean actualmente.
En aquellos inicios, las grasas que
empleábamos eran similares a las de la época, una mezcla
de cera virgen y grasa animal en proporciones distintas
para verano e invierno. Esto era debido a que
precisábamos de una textura constante adecuada a la
forma de sellar y la buena para el verano era
excesivamente dura en invierno y viceversa.
Y no nos iba mal con aquella fórmula de
sellado, pero había que ser muy cuidadoso con la carga y
ajustar muy bien los proyectiles para que quedaran
debidamente enrasados. pero en ocasiones, por suciedad o
por algún otro motivo, el proyectil no entraba lo
suficiente y quedaba el tambor bloqueado, con todo el
problema que ello supone para un tirador, y mas si no
está muy experimentado.
Actualmente empleamos casi cualquier tipo
de grasa, la mencionada anteriormente o cualquier otra
de textura cremosa de procedencia mineral, vegetal,
animal o combinaciones. Con la nueva forma de sellar las
recámaras, no es necesario dejar los proyectiles
enrasados, por lo que la carga es menos laboriosa o
crítica.
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Con este método de
lubricación no es
indispensable que el
proyectil quede enrasado con
el tambor.
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Aspecto del tambor cargado
en sellado. Hemos empleado
grasa blanca para una mejor
percepción.
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¿Cuál es la mejor grasa para el revólver?
Cuando
comencé en el tiro deportivo con armas de
avancarga, aprendí a fabricar mi propia grasa de
tiro mezclando grasa animal (manteca de cerdo u
otras) con una cantidad de cera virgen para
darle consistencia, que oscilaba entre el 20 y
el 40% dependiendo de la época del año. Posteriormente y a lo largo de mi vida
deportiva creo haber empleado todo tipo de
grasas, de origen animal, vegetal,
mineral y sintético,
sin poder distinguir ventaja alguna entre ellas.
Lo que si es
cierto, es que en los revólveres hay que emplear
la menor cantidad posible para lubricar el
proyectil y cumplir con el reglamentario
sellado de las recámaras. Preferentemente lo haremos con un
aplicador de punta cóncava para que deposite la
grasa en la junta entre proyectil y cámara.
Actualmente empleo cualquiera de las de base de
litio por ser de fácil adquisición, bajo precio
y perfectamente válida para todo.
Consultando entre los mejores expertos
internacionales de tiro con revólver, no existe
unanimidad en esto y la mayoría consideran que
no es un elemento determinante en las
especialidades de revólver.
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¿Qué grasa es
la más empleada en alta competición?
No existe un
criterio unificado, y por los motivos
señalados anteriormente,
se emplean de todos los tipos
sin
excepción.
No obstante las de origen mineral o
sintético se imponen por ser adecuadas, no
contienen
agua en su composición y son las
más estables
(composición y textura) a los cambios de
temperatura. Y es por este motivo que pueden ser
llevadas en la bolsa de tiro sin que sufran
ninguna alteración durante largos períodos de
tiempo.
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Grasa lubricante con textura
cremosa con la que podemos
sellar directamente con un
aplicador.
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El aplicador con una forma
cóncava, deposita el mínimo
de grasa para cumplir con el
reglamentario sellado de las
recámaras.
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La grasa así aplicada queda
sobre el proyectil y en la
junta de este con las
paredes de la recámara.
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¿Cuál es el
objetivo de sellar las recámaras?
El
Reglamento MLAIC en el apartado 500,
punto 521 considera motivos de seguridad,
y debe ser acatado de forma literal.
Pero también hemos de considerar su necesaria
función como lubricante que nos permita
efectuar la sesión de tiro sin problemas de
acumulación de residuos o emplomado del ánima
del cañón.
Reglamento MLAIC 2011
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¿Es necesario
o conveniente
lubricar los proyectiles
antes de cargarlos?
No es necesario, pero algunos
tiradores si lo hacen y ello no puede perjudicar
la precisión, al contrario, podría mejorarla. El
motivo por el que la mayoría de tiradores no lo
hacen, debe ser para no facilitar el
desplazamiento de los proyectiles cargados por
efecto de la inercia que se genera en disparos
precedentes, ya que si ello ocurriera,
perjudicaría la precisión y regularidad.
Personalmente lo he probado y descartado porque
no me aporta ninguna mejora.
En cambio, la grasa que usamos
como sellado, cumple con todos los requisitos
reglamentarios de seguridad y
tiene la virtud de formar
una fina película por la que se deslizará el
proyectil disminuyendo el rozamiento y desgaste
(evita o retrasa el emplomado del ánima), al
tiempo que impide o retrasa la acumulación de
los residuos de la combustión de la carga.
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