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José Ramón Galán Talens
Favara a 18 de noviembre de 2013
Autocontrol
Cuando hablamos del tiro deportivo, es la capacidad que tenemos de regular
o controlar nuestras
emociones, o al menos de canalizarlas. Para conseguirlo podemos
emplear técnicas como las descritas en anteriores capítulos,
meditación, visualización y cualquier otra que sirva para el
mismo fin.
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Las emociones son causadas por nuestro sub-consciente,
y tendremos que combatirlas a través de nuestro consciente.
Tras un largo período de preparación,
entrenamientos y competiciones, finalmente nos presentamos en el
puesto de tiro para afrontar la prueba más importante del año.
Es en este momento y durante la competición cuando se
presentarán todos nuestros “enemigos”, tanto si
comenzamos con disparos centrados, como si resultan imprecisos. Estos
enemigos emocionales y sus consecuencias físicas, en forma
de temblores incontrolados por exceso de
adrenalina, es contra lo que deberemos luchar y aprender a
controlar, o atenuar, para evitar
perder todo el trabajo de una temporada.
En los diferentes escritos y tratados sobre la
psicología en el tiro deportivo se da por
hecho la facilidad en conseguir una adecuada concentración y
seguridad en nosotros mismos. De la misma manera describen la
sencillez en afrontar una competición internacional. Pero nada
de eso es tan fácil, bien al contrario, en la mayoría de las
ocasiones será una lucha constante de la que no siempre
saldremos vencedores.
Cuando un tirador "va a ganar", son pocas las
ocasiones en que no tendrá que luchar por mantener bajo control
sus emociones, tanto si las cosas parece que van saliendo bien
(euforia y cálculos matemáticos), como cuando no salen como
esperamos (pesimismo y pánico). En cualquier caso y si queremos
progresar en nuestro deporte, hay que luchar hasta el último
disparo.
Es posible que no podamos evitar totalmente la aparición de
la euforia o el pesimismo, especialmente en nuestras primeras
competiciones importantes, pero podremos luchar contra sus
efectos si los diagnosticamos con rapidez y contrarrestamos de
alguna manera. La euforia la combatiremos forzando la
concentración al máximo, y si es necesario recurriendo a la
visualización u otras técnicas que hayamos ensayado. Para
contrarrestar el instante de pesimismo cuando las cosas no
comienzan como esperamos, solo podremos meditar y anteponer la confianza
en nosotros mismos y nuestra preparación técnica.
En el puesto de tiro estamos
solos y si aparecen los temblores, consecuencia del exceso de
adrenalina, solo conozco una forma de disminuir sus efectos, y
es consumirla mediante esfuerzos isométricos de corta duración.
Recordemos que aparecerán durante la competición y muy
probablemente hacia el final de la misma. No estoy seguro de que
este tipo de ejercicios sean lo más indicado, de hecho puede que incluso sean
desaconsejables para algunas personas. Personalmente los llevo
practicando desde que en el europeo de
1995 sufriera sus efectos de la forma más severa.
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Estos ejercicios solo se deben practicar
cuando la situación es desesperada y no encontramos otra forma
de controlar los temblores. En las pocas ocasiones que he
empleado alguno de estos ejercicios, ha sido para efectuar el
último disparo tras una prueba generalmente satisfactoria, y en
la que deseas finalizar con un 10 porque sabes que ello marcará
la diferencia entre la medalla y diploma. No siempre me ha
salido bien.
MOTIVACIÓN
Todos conocemos la
necesidad de estar motivados para conseguir la meta que nos hemos
trazado. Pero en esto, como en muchos otros factores, buscamos “atajos”, y no es así como se consiguen los
resultados. Debemos emplear el sentido común y trazarnos
objetivos realistas, rechazando los utópicos.
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La motivación es el motor que necesitamos para
perseguir nuestros objetivos, y debemos ser muy conscientes de
la cantidad de esfuerzo y sacrificio necesarios para conseguir nuestra meta. En este punto
y si la
motivación es la correcta, será la constancia junto al trabajo de preparación
lo nos debe llevar al éxito deportivo.
La consecución de grandes metas a corto plazo son
una quimera y el enemigo a batir. De nada sirve hacer 99 puntos
en un campeonato local, si luego en un gran evento somos
incapaces de pasar de 92. Es por ello que la preparación
emocional es tan importante como la técnica.
Si, ya sé que al final mi escrito se parecerá a
otros donde se da por hecho la facilidad para contrarrestar
estos efectos que tanto daño nos hacen en el puesto de tiro.
Pero ya he mencionado mis limitaciones y desconozco otra forma de transmitir mis experiencias, y puede
que ni siquiera os sirvan, pues cada ser humano es único y
afronta los estímulos de forma diferente.