Para fabricar nuestros proyectiles,
precisamos de una serie de condicionantes que revisaremos a continuación. En
principio debemos contar con el plomo suficientemente caliente, lo que dado la
temperatura a la que funde, 328º centígrados, oscilará entre 60 y 90 grados por encima de
esta. El motivo es para evitar que comience el proceso de solidificado demasiado
pronto, lo que nos daría unos proyectiles tremendamente defectuosos.
La temperatura del molde,
es incluso mas importante que la del plomo y la insuficiencia en esta, causa
parecidas consecuencias por el efecto de solidificado prematuro. Estos efectos
son principalmente aristas redondeadas, disminución del calibre y unas arrugas
sobre la superficie del proyectil que lo hacen inservible para el tiro de
precisión.
El fabricante de moldes de
aluminio, aconseja sumergir una esquina del mismo en el plomo fundido durante
unos 20 segundos, y dado que este metal es buen conductor térmico, alcanzará
en ese tiempo la temperatura óptima de trabajo, entre 150º y 200º.
Para los moldes de acero está totalmente desaconsejada
ésta fórmula,
considerando más adecuado que se calienten de forma paulatina según se va
utilizando de forma normal, pero desechando los primeros 15 o 20 proyectiles.
Personalmente y a pesar de estar desaconsejado, suelo calentar las turquesas con
un soplete de gas del tipo que conocemos por ser los utilizados por los fontaneros, pero con mucho cuidado y dándoles calor
lentamente por toda la
superficie y por un tiempo bastante breve que adapto en función del tamaño del
molde, pero aun así, suelo desechar los primeros proyectiles.
Con una turquesa caliente y el plomo unos
grados por encima de la temperatura de fusión, es el momento de ponernos a fabricar nuestros
propios proyectiles, en la
seguridad que solo con la experiencia obtendremos buenos resultados. Este
trabajo simple, requiere de mucha experiencia práctica que adquiriremos con el
tiempo, pero enormemente gratificante, ya que se constata inmediatamente la
calidad de lo que estamos haciendo.
Es muy importante que
mantengamos el plomo fundido limpio de impurezas, removiendo cada cierto tiempo
y eliminando la escoria semi-sólida que se acumula en la superficie. También
quiero resaltar una práctica habitual que consiste en añadir un pequeño trozo de
parafina (vale un trozo de vela del tamaño de una moneda), con el fin de facilitar la aleación entre los
distintos metales que coexistan en el hornillo. Esta práctica habitual para
homogeneizar la colada de plomo y que además consigue que afloren la mayor parte
de impurezas o metales residuales.
Esta es una práctica que no me gustaba
demasiado por desconocer con exactitud el funcionamiento de la misma, pero que
empleo actualmente por los motivos resaltados anteriormente. Quiero destacar que
hay que añadir esta pequeña cantidad de parafina en el momento en que el plomo
este a máxima temperatura, ya que se inflama casi de inmediato facilitando su
trabajo, al tiempo que disminuye la cantidad de humo que genera y que es
bastante.