MOLDES Y TURQUESAS

 

 

José Ramón Galán Talens

 

Ambas palabras son empleadas indistintamente por el colectivo de tiradores deportivos, para referirse a lo mismo, un útil para la fabricación de proyectiles.

Para “fundir” nuestros propios proyectiles, precisamos de una serie de herramientas indispensables, entre ellas la turquesa o molde y el hornillo entre otros.

El molde es una pieza metálica cuyo interior está mecanizada la forma del proyectil, de manera que cuando vertemos plomo fundido, rellenará la cavidad que al enfriarse y solidificar toma la forma de su interior, es decir la del proyectil que deseábamos. Las hay de varias marcas y con múltiples formas, calibres y pesos, pero la diferencia principal estriba en el material con el que están construidas, acero, latón  y aluminio. Tradicionalmente he escuchado que las de acero son las mejores, y en cierta manera, menospreciando las de aluminio. Lo primero es cierto, las de acero por el material en que están construidas, tienen una vida útil mayor que seguramente supera la del posible comprador, pero respecto de las segundas, es incierto que sean malas, especialmente las de proyectil esférico y ojival cortas, pero lógicamente el aluminio tiene una vida útil mas limitada, pero con los cuidados necesarios, es probable que dure tanto como nuestra afición.

 

A la izquierda turquesa de acero Hensel de alta calidad. A la derecha turquesa de aluminio LEE con dos proyectiles ya solidificados.

 

Personalmente tengo y empleo moldes de todo tipo y marcas, de acero, latón y aluminio, teniendo todos ellos ventajas e inconvenientes. Ciertamente, para un proyectil complejo como es un “minié” (base hueca), no es nada aconsejable una turquesa de aluminio, ya que el material en que esta construida acusara rápidamente la fatiga, afectando gravemente a la calidad del proyectil, mientras que para los proyectiles esféricos, son perfectamente válidas y si me apuran incluso mas indicadas que las de acero, pues su menor peso nos permite sesiones largas de trabajo, y los desgastes no afectan demasiado a este tipo de proyectiles.

 

El hornillo de fundir es el otro accesorio que considero importante. Es frecuente escuchar como algún tirador cuenta los problemas que tiene con su esposa por la utilización de la cocina familiar para fundir el plomo y fabricar sus proyectiles. Personalmente lo considero imprudente, ya que esta práctica genera gases venenosos que solo una buena ventilación podrá eliminar.

 

Resulta adecuado emplear plomo puro en tubo o lámina que precortaremos para alimentar nuestro hornillo eléctrico especifico para la fabricación de proyectiles, o bien reciclamos plomo (en algún exterior) convirtiéndolo en lingotes (todos los fabricantes de este tipo de accesorios también ofrecen lingoteras), para después usarlos como materia prima. Estos aparatos no son nada caros, facilitan el vertido del plomo en los moldes, con  un caudal de fluido regulable. Su condición de aparato eléctrico, permite que se instale en casi cualquier sitio, incluso al aire libre, donde podremos trabajar con el plomo derretido con mayor margen de seguridad, y lo mejor de todo, sin perjudicar a los demás miembros de nuestra familia. Aparte de todo lo dicho, la disposición del recipiente y surtidor, favorecen la uniformidad en nuestros proyectiles, ya que el ángulo de vertido, altura y presión, son siempre similares.

 

Rellenando el molde con plomo fundido.

Molde Hensel de acero.

 

 

Existen termómetros adaptados a este tipo de hornillos que se venden aparte como opcionales, y aunque aparentemente pudiera parecer útil conocer la temperatura del plomo, la experiencia dice que hay muchos aspectos más importantes, además de la temperatura del plomo, como la de la turquesa en la que se verterá, la altura del surtidor etc. Jamás he usado este tipo de accesorio ni conozco a demasiada gente que lo haga, por lo que lo considero de menor importancia y hasta innecesario.

 

La limpieza del interior de los moldes resulta muy importante para mantener la calidad de nuestros proyectiles, ya que pequeñas partículas de plomo en el interior de las mismas, impide que se cierren correctamente, dando como resultado proyectiles deformados o con la línea de división muy marcada o descentrada. Una inspección visual antes de comenzar la sesión de trabajo y su correspondiente limpieza solucionarán muchos problemas posteriores.

 

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