PROYECTIL MINIÉ

El proyectil del tipo conocido como Minié marcó un antes y un después en la historia sobre la evolución de las armas, con el comienza si no la era de las armas rayadas, si la de la los disparos certeros y contundentes hasta muy larga distancia, la precisión.

Desde principios de siglo (XIX) se venían realizando estudios para conseguir un proyectil que fuera rápido de cargar y que al mismo tiempo aprovechase las virtudes de cañón estriado, consiguiendo diferentes variantes precursoras del proyectil Minié que conocemos actualmente.

La aparición del fusil Enfield Patern 1853, junto con los proyectiles minié sub-calibrados de base hueca y expandible para la carga rápida en cañones estriados, imprimirá un cambio importante en la historia del armamento militar, en un mundo en que todos los ejércitos estuvieron dotados del Enfield o de otros modelos derivados en mayor o en menor medida del mismo.

 

El calibre más usual de estos fusiles fue el .577, y el de los proyectiles oscilaba entre los .560 y .570, aunque algunos modelos fueron de mayor o menor calibre. Sin embargo el peso del proyectil, independientemente del calibre, parece que fue bastante estable, oscilando entre los 500 y 540 grain (32/35 gramos) por lo que su poder letal o invalidante, lo mantenían durante mucha distancia, tanta que algunos escritos de la época citan que a 1000 yardas (914 mts) eran capaces de atravesar una tabla de pino de 10 cm. ¿? con la carga normal de guerra.

 

Los cartuchos originales estaban cargados con entre 4 y 5 gramos de pólvora (60/75 grain) del tipo militar que era de una calidad aceptable, pero inferior a la comercial denominada fine. Con esta carga se obtenían velocidades en boca que  oscilaban entre los 250 y los 330 metros por segundo.

 

Actualmente denominamos proyectiles minié a todos los ojivales de base hueca, al menos los practicantes del tiro con armas históricas.

Inicialmente se diseñaron de esta forma para cargarlos subcalibrados. En el momento del disparo la falda del proyectil se expandía y se ajustaba al estriado, de forma que al avanzar el proyectil lo hacía girando sobre si mismo, estabilizándose en su vuelo.  

Este proyectil debido a su forma y a tener la base hueca, tiene la particularidad de mantenerse relativamente estable incluso a muy baja velocidad. El centro de gravedad avanzado y la base hueca impiden que se voltee cuando viaja a baja velocidad por un efecto similar a lo que les ocurre a las pelotas de bádminton, avanzan con la parte pesada y que menos resistencia ofrece al avance.

 

Diseño de proyectiles de ordenanza para carabinas de tipo centroeuropeo que conocemos más por el nombre de Jägerstutzen.
El de la derecha nos será más reconocible por ser el diseño original para el fusil militar Württembergischen. El que empleamos actualmente es algo más pesado debido a una menor profundidad del hueco de la base.

 

Paquete de proyectiles destinado al mercado civil, tiene una particularidad que los diferencia de los militares de ordenanza. Se trata de cartuchos de papel nitrado (combustible) que se cargan tal y como se ven, sin romper el papel. Se anuncian para cualquier rifle de calibre .58
Se aprecia también, como curiosidad, que están protegidos por una patente de 1859.

   


De izquierda a derecha, gama de proyectiles genuinos de ordenanza empleados por los distintos ejércitos europeos.
Todos ellos son diseños modernos evolucionados del minié original, de compresión y no de base expansiva.
Se cargan sensiblemente subcalibrados.

   

En el caso que nos ocupa, no tiene demasiada relevancia, pues para el tiro deportivo escogemos los proyectiles del calibre exacto al requerido por nuestro rifle. Para ello resulta frecuente que los aficionados se preparen ellos mismos sus propios proyectiles, engrasándolos y recalibrando con exactitud para que tomen las estrías con facilidad y por compresión en el momento del disparo. De esta forma obtenemos las máximas prestaciones. Y es por ello que los proyectiles que usamos actualmente son sensiblemente más pesados, no suelen ser sub-calibrados.

Los que hayan llegado hasta aquí tal vez esperaban encontrar como encontrar el proyectil más adecuado para un fusil militar. La respuesta es sencilla y nuestros antepasados ya dieron con ella, el proyectil que mejor se ajuste al calibre exacto del ánima del cañón. Y es para ello para lo que necesitamos los recalibradores, para modificar el diámetro irregular del proyectil, en uno uniforme y exacto a nuestro rifle. En ocasiones los encontraremos de forma comercial, mientras que para algunos modelos de fusil original tendremos que recurrir a que nos lo fabrique un profesional.

Para recalibrar un proyectil, antes lo lubricaremos y seguidamente lo haremos pasar por el útil adecuado al calibre de nuestro rifle. Lo idóneo es que el proyectil entre en el cañón sin agarrarse, pero tampoco demasiado suelto. Lo ideal es que baje rozando los campos (meseta de las estrías). 

Algunos tiradores emplean los proyectiles tal cual salen de los moldes, especialmente cuando son sensiblemente de menor calibre, sub-calibrados. El rendimiento suele ser aceptable por los motivos relatados anteriormente. En este caso, y en general, solemos emplear plomo puro para facilitar la toma de estrías por compresión. Sin embargo también es posible emplearlos sensiblemente endurecidos, aunque no recomendable por lo irregular de las aleaciones.

Existe una amplia variedad de formas entre los proyectiles minié, también en la época fue de la misma manera, tanto de la ojiva como del hueco en el culote. Estas variaciones influyen en el vuelo del proyectil y para un mismo rifle puede ser más adecuado uno u otro en función de la distancia de tiro y carga empleada. Son muchas las variables que influyen en los resultados, pero es que los ensayos y las pruebas hacen de este deporte una actividad totalmente lúdica. 

La mayoría de tiradores que participan en alta competición prefieren fabricarse sus propios proyectiles. De esta forma tienen un mayor control sobre los materiales, temperaturas y calidad final de los mismos. Para ello es conveniente emplear el mejor molde que podamos permitirnos, y mientras que para los proyectiles esféricos podemos decir que casi puede valer cualquiera de ellos, para los minié de base hueca recomendamos los de mayor calidad, Lyman, RCBS etc...

Hoy en día es posible adquirir en nuestro país proyectiles de calidad y en casi cualquier calibre, www.13bolas.com, por lo que el aspecto más complejo de esta especialidad queda resumido al engrase y calibrado posterior. Esta opción nos permite realizar pruebas con distintos proyectiles y analizar con cual de ellos se comporta nuestro rifle de forma más precisa y regular. No solo el peso y calibre son importantes, también la forma resulta definitiva en el vuelo del proyectil, y por ende en la precisión.

Para el tiro deportivo, el proyectil debe acceder ajustado, no agarrado, y sin excesivas holguras. Esta es la forma de obtener la máxima regularidad y es por ello que recalibramos los proyectiles.

 

Un mismo diseño de proyectil con diferente calibre y peso para adaptarlo a los modelos de fusiles existentes en algunos ejércitos. El superior para fusiles de calibre .69, el inferior izquierdo para el fusil de línea de calibre .58, y el situado a la derecha para las carabinas cortas.

 

   
 

Diseño de un proyectil para fusiles militares españoles. No fue el único.

 

Otro diseño anónimo para mejorar las prestaciones de las armas.

   

 

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José Ramón Galán Talens

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