José Ramón Galán Talens

Parte primera

Parte segunda Parte tercera Parte cuarta

El calepino o envuelta nos permite efectuar disparos mas potentes y a mayor velocidad inicial, sin las limitaciones que los proyectiles de plomo desnudo generan.

Tercera parte

El calepino en las armas de ánima lisa

En las armas con cañón de ánima lisa, el calepino lo empleamos para obturar los gases del disparo, limpiar el ánima mientras se baja el proyectil e impedir que se emplome cuando efectuamos disparos de alta velocidad. Sus ventajas en este tipo de armas resulta algo menor que en las rayadas, pues en alguna de estas especialidades no esta plenamente demostrada su eficacia, sobre todo en las que disparan en baja velocidad inicial.

Para las disciplinas de mecha, Tanegashima e Hizadai, se usan actualmente mosquetes centroeuropeos de “pequeño” calibre, entre el .45 y .50 (11,4 y 12,7 m/m), muy precisos, pero que requieren de cargas muy fuertes y con las que se obtienen velocidades iniciales de entre 500 y 600 mts. Por ello es absolutamente necesario el uso del calepino correctamente humedecido o engrasado, con el fin de evitar el emplomado del ánima, ya que el proyectil de plomo desnudo no aguantaría la erosión ocasionada por la fricción y temperatura que generan estas velocidades, perdiendo precisión y regularidad en los disparos.

En las especialidades de Miquelet, Cominazzo y Tanzutsu, no está plenamente demostrada la utilidad de este componente y hay una división de opiniones al respecto en cuanto a su uso, si bien creo que la balanza se decanta más hacia quienes usan el calepino. Aunque no pudiera demostrarse beneficio alguno en cuanto a precisión intrínseca se refiere, el efecto limpieza al introducirlo humedecido, ya mejorará de alguna forma la regularidad, y esto en tiro deportivo ya es una ventaja no despreciable. Este hecho es más determinante cuando mayores sean las cargas empleadas.

Como dato de interés, destacar que la mayor parte de tiradores internacionales, emplean envuelta para cargar sus armas de ánima lisa, supongo que por las ventajas enumeradas.

 

 

Izq.- Diferentes tipos de calepino recuperados. Todos ellos han cumplido bien en lo que se refiere a la obturación y giro del proyectil. No obstante, el de color verde (lino) parece haber sufrido un desgaste muy acentuado con las estrías, aunque sin llegar a romperse.
Der.- En estos calepinos se aprecia que uno de ellos (el de la izquierda) no ha obturado bien, permitiendo que escapen gases a través del mismo. Esto puede ser debido a que empleamos un proyectil de calibre inferior al que necesitamos, o bien la envuelta tiene insuficiente grosor. La envuelta de la derecha a cumplido bien su trabajo.

 

Engrasado o humedecido

Antiguamente, los cazadores usaron las envueltas o calepinos, engrasados con un poco de grasa animal (la única de que disponían) con el fin de obtener una cierta estanqueidad en la carga, al tiempo que les permitía mantener cargado el rifle durante mas tiempo, y con la seguridad, relativa, de que funcionaria cuando se le requiriese.

Otro de los beneficios que se obtenía al usarlos engrasados, era la facilidad de carga, pues al emplear una envuelta engrasada el proyectil se deslizaba mejor a través del cañón y una relativa seguridad de que no se rompería cuando se disparase el arma, por efecto del rozamiento o fricción. Se podría comparar al “blindaje” de los modernos proyectiles actuales, pues tienen o tenían cometidos similares, protección del proyectil de plomo, toma de estrías, reducción de los residuos en las mismas etc.

Actualmente en Estados Unidos, se fabrican y venden calepinos pre-engrasados, fundamentalmente para el consumo de los cazadores americanos (del norte) que aun practican la caza con armas de avancarga por placer y deportividad (miras abiertas, poco alcance efectivo, un solo disparo y si fallas, gana la pieza). Aunque supongo que el que les amplíe el período de caza, respecto de las armas modernas, también tiene mucho que ver.

Actualmente y en lo que a la práctica deportiva se refiere, se usan diferentes líquidos para el engrase o humectación de los calepinos, sin que haya una clara inclinación por ninguno de ellos.

Algunos tiradores usan “taladrina” más o menos diluida en agua, un aceite soluble que se usa para refrigerar las maquinas de corte. Otros emplean productos comerciales basados en este u otros aceites solubles en agua. Mientras que la gran mayoría, usan agua ligeramente jabonosa, sin olvidar mencionar algunos “clásicos” que humectan los calepinos de pistola con saliva, como dicen que se hacia antiguamente ¿? (se me ha secado la boca solo de pensarlo), y me consta realmente porque tengo varios amigos que practican esta última fórmula. 

Todos ellos cumplen el fin para el que se les requiere, facilitar la carga del proyectil, disolver parte de los residuos del disparo anterior y disminuir el rozamiento durante el mismo. Pero el uso de estos líquidos entraña una pequeña dificultad debido a la humedad que pueden transmitir a la carga de pólvora, sobre todo cuando los usemos en armas cortas (cargas bajas), y que podrían provocar disparos defectuosos. Es por ello que cuando usemos estos líquidos para humedecer los calepinos, sería muy conveniente intercalar entre la carga y el proyectil envuelto una cantidad de sémola de trigo (es lo que hacen la gran mayoría de tiradores), un taco de fieltro o bien otro tipo de aislante como el papel etc.

Para la actividad deportiva es perfectamente válido cualquier sistema de los señalados anteriormente. Personalmente he probado la totalidad de los líquidos y grasas, sin apreciar que haya una ventaja clara en ninguno de ellos. Es por ello que desde tiempo atrás decidí humedecer mis calepinos con agua ligeramente jabonosa, y de esta forma con lo que he obtenido las mejores marcas. Sin embargo cada tirador deberá buscar la solución que mejor le convenga.

Personalmente no le doy excesiva importancia a la composición del líquido que empleo. Básicamente se trata de agua a la que añado un poco de jabón líquido (fairy o cualquier otro similar, incluso champú) en una proporción aproximada del 5%. Esta pequeña cantidad de jabón ejerce una acción sensiblemente lubricante que me permite cargar con facilidad. También he probado diversas composiciones a base de aceites solubles (taladrina especialmente), sin obtener resultados que merecieran la pena tenerlos en cuenta. Con los líquidos comerciales, más de lo mismo, pienso que no se obtiene nada especial con ellos y que no son mejores ni peores, solo innecesarios.

Como nota de interés quiero apuntar que con los calepinos engrasados, no se obtienen los mejores resultados deportivos, tal vez lo contrario, pues es mas difícil homogeneizarlos.

No se debe cargar con el calepino seco, ya que resulta casi imposible de introducir, y además lo romperemos o deformaremos en exceso el proyectil. Cuando empleamos calepino, es indispensable humedecerlo o engrasarlo ligeramente.

 

Izquierda.- Calepinos de algodón (0,25 mm) después de ser disparados con arma estriada. Se aprecia que no han cumplido bien su trabajo, pues no han resistido su paso por las estrías. Este hecho ocurre con frecuencia si no empleados tela de calidad, o bien si esta ya está desgastada.
Derecha.- Aspecto ideal de un proyectil envuelto en su calepino y preparado para ser atacado hasta el fondo de la recámara.

 

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