José Ramón Galán Talens

 

Pforzheim-Alemania del 31 de julio al 7 de agosto de 2005

 

Éxito en el Campeonato de Europa con 4 medallas individuales de oro, 2 de plata y 3 de bronce. Uno de los mejores resultados internacionales de los últimos tiempos para el equipo español.

 

 

Primera parte


* Este es un relato personal sin mas pretensión que la de rememorar mis vivencias en este bello deporte. Secundariamente puede entenderse como una crónica deportiva, aunque ese no es el fin del mismo.


Preparados para el desfile inaugural. Delante las Walkirias.

 


No hubo las banderas habituales, sino unas formadas con globos de los colores.

 


El centro de la moderna ciudad de Pforzheim acogió el desfile inaugural que acabó en la plaza del ayuntamiento.

 

 

La mayoría de expediciones saldremos el sábado día 30, pues nos desplazamos en coche hasta la ciudad de Pforzheim. Nos encontraremos las autopistas francesas con tráfico muy denso, y en algunos casos saturadas. Nos resulta imposible llegar a donde teníamos previsto en la primera jornada de viaje (Mulhouse), y haremos noche bastantes kilómetros antes, en Bourg en Bresse.

 

 

 

El equipo español estaba formado por 27 tiradores (ver ranquing 2005):

 

 

Francisco Acaso Deltell

Manuel Andréu Ramos

Manuel Alfonso Astudillo Grané

Emilio Barquín Villegas

Enrique Bou Aliaga

José Luís Caballero Arranz

Eduardo Fernández Rodríguez

Antonio Gallego de la Ossa

Gerardo García Giner

Juan Salvador Guardiola Forns

Eugenio Martín Fisac

Francisco Martínez Vicens

Matías Mayol Colom

Daniela Molero Guyomard

José Muñoz Soler

José Vicente Patiño Lillo

José Luís Pérez Molero

José Luís Pérez Pastor

Francisco Joaquín Pla Martí

Daniel Querol Moragues

Nunci Rodríguez San José

Ramón Selles Calabuig

Fernando Serrano Muñoz

Jaume Torras Roca

José Miguel Triquell Val

Claudia Gras Martínez

José Ramón Galán Talens

   

                       
Tablas conmemorativas expuestas en los salones del campo de tiro de Pforzheim. Las centrales fechadas en 1784 y 1741. Solían dispararlas en navidad.

   


Serrano, Pla y el autor revisando un Rémington "Zouave" original que quería venirse con nosotros.

 

 


 Patiño y Muñoz haciendo lo propio con una pistola de percusión original de estilo belga.

 

 


Francisco Pla durante una sesión de entrenamientos con la pistola de chispa.

 


 Claudia realizando una sesión de entrenamientos en la cancha "iluminada" y camastros bajos.

 


 Nunci durante la prueba de Whitworth en la cancha "oscura" y camastros altos y con escalerilla de acceso.

Todas las expediciones llegaron sin novedad al céntrico hotel Europa de Pforzheim en que nos hospedamos todo el equipo. Modesto pero suficiente para nuestras necesidades. Tal vez echamos en falta un ascensor, especialmente los que nos vimos favorecidos con las habitaciones  de la buhardilla.

 

 

La ciudad alemana de Pforzheim, también llamada la puerta de la "Selva Negra" por su situación geográfica, acogió una vez más, ya lo hizo en 1999, el Campeonato de Europa de Avancarga. La ciudad es una moderna metrópoli de mas de 100,000 habitantes conocida por su artesanía orfebre y el museo que acoge sus mejores obras desde el medioevo.

 

Las instalaciones de tiro son excepcionales, en mas de una ocasión las he calificado como las mejores del mundo, aunque todo no sea perfecto, los pros superan con creces a los contras. Con una tradición que data desde 1450, si, no me he equivocado en la fecha, 42 años antes de que Colón descubriera América.

 

Situadas en medio de un bosque (reserva protegida) a las afueras de la ciudad, más parecen un club social, que unas instalaciones deportivas.

 

En los pasillos y salones cuelgan cuadros conmemorativos, de los cuales el mas antiguo que pude ver databa de 1725. Estos son tapas de barrica sobre las que algún artista pintaba su obra mas o menos acertada y con una pequeña zona como objetivo sobre la que se disparaba posteriormente tratando de acertarla. Para mérito o escarnio, el nombre de los participantes está grabado al lado de cada disparo, o en los laterales.

 

 

 

Las instalaciones de tiro, como todo el complejo deportivo, están formidablemente bien acondicionadas y junto con la novedad del sistema electrónico de puntuación, creo poder asegurar que son las mejores instalaciones que conozco para la práctica del tiro deportivo y especialmente para el de avancarga. Los tiradores dispusieron en los puestos de un monitor que señalaba cada uno de los impactos realizados, todo un lujo que nos permitía disponer de mas tiempo. Ver más.

 

Respecto de la calificación de los disparos, tuve inicialmente mis dudas, pero afortunadamente emplearon un avanzado sistema óptico de cuatro fases con blanco físico de papel delante y otro de testigo tras una barrera de una especie de gelatina plástica. Todo un lujo técnico que en un principio causó incertidumbre, pero que después de lo visto, me atrevo a pronosticar que es el futuro de los grandes acontecimientos.

 

Conjuntamente con un buen “software”, los resultados salían casi de inmediato y los desempates resueltos sin que la “pérfida” mano humana tocara nada.

 

Los capitanes de equipo podían solicitar las hojas con la secuencia de la tirada de cada uno de sus tiradores, como también, y si fuera necesario, el blanco testigo. Como curiosidad, este no tenía divisiones de puntuación, solo la mancha negra sobre un fondo marfil de las dimensiones apropiadas.

 

 

La mesa de los puestos de tiro de 25 y 50 metros era ligeramente baja, pero había previsto un banco para levantarla unos centímetros. La otra “pega”, si es que se puede llamar así, fue que para el tiro a 100 metros existen dos canchas muy diferentes entre si.

Una de ellas está situada al fondo de la galería, es bastante oscura, muy resguardada y no es zona de paso de tiradores o espectadores, te sientes "recogido". La pega es que los camastros son muy altos.

La otra, situada en el centro de la galería, es lo opuesto. Está en una zona de paso muy concurrida, y la iluminación natural resulta acobardante. El camastro por contra es bajo y de fácil acceso.

 

No es que hubiera una buena y otra mala, ambas eran muy buenas, pero diferentes, y eso creó alguna distorsión mental en los participantes. Personalmente me gustó mas la del fondo.

   

Izquierda.- El restaurante del campo de tiro reúne todas las condiciones para descansar del ajetreo de la competición y pasar unos ratos agradables.
Centro.- El domingo a las 20 horas celebramos la habitual reunión de equipo en la que José Luís nos informó de los pormenores de nuestra participación (entrenamientos, dorsales, control, etc.).
 Derecha.- Patiño, Selles, Querol y Muñoz disfrutando de una buena "sobremesa".

   

 


José Luís Pérez Pastor, delegado español ante el MLAIC, durante el control de armas del equipo.

 

 

 


Dani de reparaciones con el apoyo y "colaboración" de todos los compañeros que pasaban por allí.

 

 

 


Dani y Galán a la misma entrada de la sala de control de armas reparando sus respectivos Rémington. Este último se haría merecedor de la medalla de oro en Colt.

 

 

 


Todo original, y todo en venta. Si la boca se os "hace agua", es normal, yo estuve y también me ocurre, pero el de arriba del todo duerme en casa.

La organización, como no podía ser de otra manera y acorde con las instalaciones, fue superior. Por lo que se refiere a las armas, nos ofrecieron un servicio de almacén para su guarda y custodia vigilado las 24 horas. Por un módico precio de 10 € te asignaban una zona (como un aparcamiento en pequeño) para dejar los bultos que querías. Ello nos permitió movernos con más tranquilidad y sin el incordio que significa la carga y descarga de armas en los hoteles, especialmente en los que no disponen de aparcamiento subterráneo con acceso, y en el que estábamos hospedados eso no era posible.

 

 

El campo de tiro al plato era un inmenso semicírculo en el que había instaladas dos canchas polivalentes bien dotadas. Un ingenioso y enorme sistema de tupidas mallas, elevadas mediante un sistema mecánico, actuaban como protección y para evitar que salieran proyectiles u otros restos procedentes del disparo.

 

 

 

 

Lunes primero de Agosto.

Entrenamientos y control de armas. Debido a la poca disponibilidad de puestos, especialmente en la distancia de 100 metros, se tuvo que hacer un reparto de horarios, por lo que de antemano sabíamos donde y cuando realizaríamos nuestros ensayos.

 

El primer contacto con el sistema electrónico de tiro no nos defrauda, muy cómodo, especialmente en el tiro a 100 metros donde no había que forzar nada para ver perfectamente el impacto y corregir lo que fuera necesario.

 

Respecto de las correcciones me ocurrió una anécdota digna de mención. Durante mis entrenamientos de Whitworth y al acabar la sesión, Nunci me preguntó como me habían ido los impactos, le contesté que los primeros me fueron unos 2 centímetros desplazados a la derecha, pero que había corregido hasta entrar en el 10 centrado. Ella me respondió a su vez que le había ocurrido algo similar pero que había decidido no corregir sobre los elementos de puntería porque su rifle estaba perfectamente ajustado y no se fiaba demasiado de las luces, ya que entrenamos en la cancha contraria a la que tiraríamos durante el concurso. En un primer momento pensé que era un error, pero me equivoqué.

 

Entre los tiradores se notaban buenas “vibraciones” y después de los entrenamientos, en general, todos salen de las canchas satisfechos.

 

A las 13 horas pasamos el trámite del control de armas, y en esta ocasión se cebaron con nuestros “viejos” Rémington New Model Army. Concretamente con los de José Muñoz, Dani Querol (recientemente fallecido, D.E.P.) y el de quien escribe, en adelante Galán.

 

Dani tuvo que repasar la muesca del seguro y Galán el trinquete de bloqueo del tambor. Este último lo rechazaron alegando un problema de seguridad ¿? porque en ocasiones saltaba bloqueando el tambor antes de llegar a la posición de medio armado, y por mucho que alegué que esto no afectaba a la seguridad del arma, "nein" dijo el amable controlador, en la posición de medio armado o carga (muchos la llaman de seguro), el tambor debía girar libremente.

 

Averías insignificantes que reparamos allí mismo. En mi caso gracias a que el amigo Dani llevaba todo un surtido de piezas de repuesto, y como no, gracias también a todos y cada uno de los que pasaron por allí, y que “amablemente” dieron su opinión, discordante por supuesto, sobre como afrontar dicho ajuste. 

 

 

Mas de una hora nos llevó arreglar el entuerto. Gracias Dani allá donde estés, porque uno sigue vivo mientras se le recuerda.

 

Como siempre digo, el control de armas es lo más estresante de un campeonato, pues no existe un criterio único y nunca sabes con que te vas a encontrar.

 

No quiero dejar de reseñar que uno de los aspectos mas interesantes de estos campeonatos, son las ferias que se montan en sus instalaciones, con armas originales (había muy buenos rifles centroeuropeos), réplicas y todos los accesorios y consumibles que podamos imaginar. El paraíso de un “muzzleloader”.

   

       
Imágenes del centro de Pforzheim. Plaza del Ayuntamiento "23 de febrero 1945" y puente de Gernika donde concluyó el desfile inaugural.

 

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