LA MECHA
Este es uno de los elementos más
importantes y directamente implicado en la rapidez de
encendido, que es sinónimo de regularidad y precisión.
La pólvora negra se enciende a una temperatura de poco
más de 250 grados. Es por ello que precisamos de un
iniciador de alta temperatura para que prenda esta con
la mayor rapidez. En Tanzutsu es una mecha encendida,
generalmente de algodón, y que habitualmente empleamos
tratada. Antiguamente se hacía con acelerantes, pero
tendían a chisporrotear. En la actualidad, la mayoría de
tiradores, nacionales y extranjeros, emplean retardantes,
y el más usual es el acetato de plomo. Con este último
consigue una buena temperatura de la brasa y pocos
residuos (ceniza).
En ésta disciplina todo es importante, la
parada, la carga, el cebo, pero sin una mecha de calidad
es imposible conseguir rapidez, y sin ello es imposible
una regularidad en los resultados.
Personalmente empleo una mecha de
algodón de 6 m/m de diámetro tratada con acetato de
plomo al 20 %. Respecto de este último elemento, debo
hacer una advertencia; el acetato de plomo también
llamado “azúcar de plomo”, es altamente tóxico
y debe manejarse con precaución. Actualmente es el
tratamiento que emplean la mayoría de tiradores
españoles y extranjeros.
Personalmente, trato la mecha de la
siguiente manera:
· En un recipiente
dispondremos una cantidad de agua destilada caliente
entre los 60 o 70 grados, a la que añadiremos una
cantidad de acetato que oscile entre el 10 y 20% del
agua. Lo removemos hasta su completa disolución.
· A continuación
sumergimos la mecha que queramos tratar durante el
tiempo necesario (varios minutos con el agua caliente)
para que se empape toda ella. Tendremos la precaución de
remover constantemente la solución para evitar que
precipite el acetato y quede tratada de forma irregular.
· Seguidamente la
sacamos para secarla, preferiblemente en horizontal.
Personalmente la tiendo al sol, pero puede secarse de
cualquier otra forma.
Con la solución caliente conseguimos que
se disuelvan mejor las sales, al tiempo que las haremos
llegar con más facilidad a todas las fibras de la mecha.
El secado tiene como fin la evaporación del agua, pero
debemos secarla si es posible de manera horizontal, pues
de lo contrario el agua escurrirá por la mecha,
depositando mas sales en unos sitios que en otros. Esto
último provoca irregularidad en el comportamiento de la
mecha.
Conocido el tratamiento, cada cual puede
adaptarlo a sus criterios y seguramente mejorarlo.
Respecto del empleo de las mechas, el
reglamento del M.L.A.I.C, en el apartado 516 sobre las
Normas de Seguridad, dice:
a)
El extremo encendido de la
mecha debe estar durante la carga en una caja de
seguridad.
b)
Durante el tiro, la mecha
debe asegurarse para que no salte al disparar.
La caja de
seguridad a que se refiere el apartado -a-, es un
pequeño recipiente de metal con un taladro central para
apoyar mecha durante la carga, y otros más pequeños en
los laterales para que “respire” y no se apague.
El fin de la misma, es el de mantener la mecha encendida
sin que peligre ninguno de los accesorios que tenemos en
la mesa de tiro. No tiene unas medidas definidas, pero
la mayoría de las que se ven en los campos de tiro,
oscilan sobre los 10 cm y formas variadas.
En el apartado “b” se refiere a la
necesidad de asegurar la mecha en el “serpentín”,
para evitar que en el momento del disparo salga
despedida del mismo. Esto se consigue atravesando la
mecha con un alfiler, a través de los taladros que
existen para ello. Con ello evitamos que la mecha
pudiera caer encendida sobre accesorios (nuestros o
vecinos) que pudiera dañar, evitando al mismo tiempo las
molestias que esto pudiera causarnos.
Aunque no viene al caso, y por su
importancia, quiero recordaros encarecidamente la
obligación (reglamento M.L.A.I.C) de usar gafas de
protección cuando practicamos con armas de avancarga.
PROCESO DE CARGA
El
proceso de carga de una pistola de mecha es similar al
de cualquier otra de avancarga, con la diferencia de lo
que atañe al sistema de encendido y seguridad.
En la
descripción, partimos de un arma limpia y dispuesta:
1º Antes de comenzar la carga, deberemos pasar
un alambre a través del oído o canal de fuego. El fin
que se persigue, es mantener el oído libre de
obstrucciones para que el disparo sea más rápido.
Además, con ello evitaremos que parte de la pólvora se
derrame, especialmente si empleamos la de granulación
fina.
2º Seguidamente cogeremos la pistola por el
centro del cañón, manteniéndola vertical y con la boca
del cañón hacia arriba, verteremos la pólvora, que
llevaremos preparada en dosis individuales. Si lo
hacemos a través de un embudo con tubo prolongador a la
medida del cañón, conseguiremos mejores resultados, pues
la carga completa quedará depositada en la recámara.
3º Si decidimos emplear una cantidad de sémola
como taco aislante, ahora es el momento de verterlo en
el cañón, de lo contrario sacaremos el embudo de carga y
pasamos al siguiente.
4º Dispondremos el calepino o envuelta (ya
humedecido) centrado sobre la boca del cañón. Sobre el
mismo y también centrado, depositaremos el proyectil
esférico.
5º Con un golpe de mazo (de plástico o madera)
iniciaremos el proyectil al cañón, para seguidamente
atacarlo con firmeza (con iniciador y baqueta) hasta que
descanse sobre la carga.
6º En este momento ya tenemos la pistola
cargada, y solo nos resta preparar el encendido. Para
ello depositaremos la pistola sobre la mesa con el cañón
apuntando hacia el blanco, quitaremos el alambre que
atraviesa el oído, levantaremos el serpentín hasta la
posición de armado y cebaremos con un poco de pólvora
fina, cerrando la cazoleta cuando terminemos esta
operación. Es importante no verter demasiada pólvora en
la cazoleta, ya que el exceso ralentiza el encendido.
7º A continuación y con la cazoleta cerrada y
sin gránulos en el exterior de la misma, instalaremos la
mecha en el serpentín de forma que quede asomando la
parte que consideramos óptima para el correcto
encendido, por ejemplo un centímetro. Aseguramos la
mecha atravesándola con un alfiler a través de los
orificios que lleva la cabeza del serpentín al efecto.
8º En este momento, ya tenemos el arma cargada y
preparada para su uso. Aunque puede haber resultado
largo, se tarda menos en hacerlo que en escribirlo. Para
disparar, solo tenemos que abrir la cazoleta*, apuntar
y.......... vuelta a empezar.
* Para abrir la cazoleta, recomendamos
hacerlo por debajo de la pistola y emplear única y
exclusivamente la mano izquierda. El motivo es que si lo
hacemos con la derecha y accidentalmente se dispara la
pistola (chispas, caída accidental del serpentín u
otros), recibiremos una fuerte quemadura en la mano.
Este es un accidente menor que ya hemos padecido algunos
y fácilmente evitable abriendo la cazoleta de la forma
indicada al principio.
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10.- Extraemos el alambre que
teníamos pasado a través del oído y cebamos la cazoleta. |
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11.- Comprobado que tenemos la
cantidad de cebo que consideramos adecuada, cerramos la
cazoleta.
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12.- Insertamos la mecha y la
aseguramos al serpentín. |
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13.- Agarramos bien la pistola
y con la mano izquierda, y por debajo de la pistola,
abrimos la cazoleta. A partir de este momento el disparo
se puede producir de forma fortuita, prestar mucha
atención.
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14.- Apuntar. |
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15.- Y ejecutar el disparo con
decisión.
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LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO
La
limpieza del arma después de su uso, no reviste el más
mínimo problema o complicación, ya que carece de piezas
o mecanismos de funcionamiento crítico.
Después de un entrenamiento o competición, es
conveniente lavarlas a fondo con agua, y en caso de que
esto no sea posible a corto plazo, impregnar el interior
y exterior del cañón con aceite para armas. Con esto
evitaremos la corrosión durante los días en que no
podemos ocuparnos de ella. Los residuos de combustión de
la pólvora negra, son muy higroscópicos (capacidad para
absorber agua) y contienen sales minerales que aceleran
la corrosión, especialmente en determinadas
circunstancias de alta humedad ambiente y calor.
Afortunadamente, estos residuos son solubles en agua,
por lo que es muy sencillo eliminarlos.
Para
lavar el cañón, procederemos a desmontarlo de la caja
sacando los dos pasadores que lo fijan a ella.
Seguidamente empujamos la boca del cañón hacia arriba y
afuera, quedando de esta forma liberado de la caja. Lo
introducimos por la parte de la recámara en una cubeta
con agua caliente y frotamos con un cepillo de higiene
bucal en la zona del oído y recámara hasta que
desaparezcan los restos de carbonilla.
A
continuación con la baqueta de limpieza, bombeamos agua
a través del ánima hasta que salga limpia por el oído.
Con ello habrá quedado el cañón limpio y solo nos
restará secarlo minuciosamente y darle una fina capa de
aceite como protección final.
La
llave y serpentín quedan bastante manchados con los
ácidos que produce la combustión, pero generalmente nos
limitaremos a una limpieza superficial con un trapo
humedecido y secado posterior. Con esta última operación
tendremos la pistola en condiciones de guardarla con
seguridad y plena disposición cuando la necesitemos.
EPILOGO
Bien
amigos, con la Tanzutsu limpia, damos por concluido éste
trabajo que esperamos os sea de alguna utilidad presente
o futura. Obviamente ha sido dirigido a los nuevos
aficionados que se inician en el tiro deportivo con
armas de avancarga, pero también será de utilidad a los
más experimentados, que seguro encontrarán el medio de
contrastar sus ideas y experiencias.
Saludos y hasta pronto.
José
Ramón Galán
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Tanzutsu propiedad del autor
con la que ha conseguido una gran número de títulos
nacionales e internacionales.
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