LIMPIEZA DEL REVÓLVER
No existe un
procedimiento concreto sobre la forma correcta
de limpiar un revólver, todos lo son en mayor o
menor medida. Se trata básicamente de
eliminar los residuos de la pólvora negra y
lubricar ligeramente para evitar la aparición
del óxido.
Las armas de concurso que son
disparadas habitualmente, no suelen limpiarse a
fondo tras cada sesión de tiro, solo de una
forma básica que alcance las zonas que acumulan
mayor cantidad de residuos (cañón, tambor, eje y
armazón). No obstante, cada cierto número de
sesiones, resulta imprescindible afrontar una
limpieza a fondo que incluya todos los
mecanismos de disparo y su alojamiento, así como
los alvéolos donde se alojan las chimeneas.
Entre los
tiradores no existe un criterio único en cuanto
al momento de afrontar una limpieza a fondo,
algunos lo hacen tras cada sesión de tiro,
mientras que otros, en cambio, las afrontan cada
10/20 sesiones o coincidiendo con la
substitución de chimeneas de forma semestral o
incluso anual. Personalmente me sitúo entre los
últimos y limpio a fondo muy de tarde en tarde.
Supongo que esto irá en función del uso que se
le da al revólver.
No es lo mismo un arma que
se dispara una vez al año, como los que tiran
dos o mas veces por semana.
Por ser el
más habitual, describiremos el proceso de
limpieza básico de un Rémington, pero es
perfectamente trasladable a los Rogers Spencer.
En los modelos de Colt es similar, aunque el
sistema para desmontar el tambor y cañón es
distinto pero sencillo de todas formas:
-
En
primer lugar pondremos el martillo en la
primera posición, mas conocida como “de
seguro” o “medio armado”.
-
Extraemos el tornillo-eje de la palanca de
carga y la sacamos completamente de su
alojamiento junto con el eje y el mismo
cilindro.
-
Con el
tambor fuera, eliminamos los residuos del
interior de cada una de las recámaras. Para
ello pasaremos una baqueta adecuada al
calibre, con un trapo en la punta o lavador,
preferentemente del tipo “bayeta” humedecido
en agua o disolvente para pólvora negra.
Personalmente empleo un sistema más
expeditivo y rápido, sumergiendo el tambor
en una cubeta con agua y pasándole la
baqueta por el interior de las recámaras.
Con un cepillo de higiene dental limpio el
exterior del mismo y zona de las chimeneas.
Seguidamente procedo a un secado interior y
exterior con trapos de algodón y
seguidamente aire a presión para eliminar
cualquier resto de humedad (en ocasiones
empleo un secador de aire caliente para el
mismo cometido). Una vez completamente seco
habrá que protegerlo con una ligera capa de
aceite para armas (prestar atención
al eje
central).
Destacar que personalmente nunca lubrico el
interior de las recámaras, tan solo me
aseguro que están perfectamente secas
pasando un trapo seco muy apretado.
-
La parte
interna del armazón y el martillo, se
limpian fácilmente con un cepillo humedecido
en agua o disolvente para pólvora negra
(preferentemente no combustible).
-
El ánima
del cañón es una parte esencial a la que
deberemos prestar máxima atención. Para su
limpieza, pasaremos una baqueta con un trapo
de bayeta humedecido que comprima bien sobre
las estrías, de forma que absorba los
residuos situados al fondo de las mismas. Se
pasarán varios trapos hasta que estos salgan
limpios, preferiblemente con un movimiento
de vaivén. El proceso de secado y
lubricación es el habitual mencionado
anteriormente, preferentemente empleando
trapos que entren apretados al cañón
para que lleguen al fondo de las estrías.
-
Con todo
limpio y ya protegido (lubricado), instalaremos el eje
del tambor y la palanca de carga (por este
orden) que aseguramos con el tornillo-eje.
Seguidamente montamos el cilindro y
comprobamos que mecánicamente todo funciona
correcto.
|
|
|
Introducir un trapo de bayeta
humedecido en agua, aceite o
seco y pasarlo con movimiento de
vaivén, es la fórmula que
empleamos la mayoría para
limpiar, secar y lubricar el
ánima del cañón. Importante que
el trapo entre apretado para que
cumpla bien su función.
|
|
En el caso
de los Roger&Spencer, el proceso es el mismo con la
salvedad de que no se extrae el tornillo-eje de
la palanca de carga, solo hay que situarlo en la
posición que libera todo el conjunto. En el caso
del modelo de Feinwerkbau, existe una marca en
la cabeza del tornillo que debe situarse hacia
abajo.
Cuando
afrontemos una limpieza total, será desmontado
todo el mecanismo de disparo y la empuñadura,
eliminando todos los residuos de combustión
acumulados, sin olvidar el alojamiento interior
del armazón. Estos mecanismos no se lubrican
para evitar un mayor acúmulo de residuos, no
obstante queda a criterio de cada usuario,
teniendo en cuenta que si decidimos su
lubricación, deberemos afrontar su limpieza con
mayor frecuencia y no superior a las cinco
sesiones de tiro.
Respecto del
cilindro, es recomendable que tan pronto
recibamos el arma, nueva o de ocasión, sean
desmontadas las chimeneas para comprobar su
estado, canal de fuego y cabeza de percusión
principalmente, además que todas tengan un
desgaste similar y sean de la misma procedencia.
Tanto si decidimos substituirlas, como si las
mantenemos, convendrá montarlas con unas vueltas
de cinta de teflón en los hilos de la rosca, que
tiene una función lubricante y de sellado. De
esta forma evitaremos la fuga de gases, y
además, las podremos extraer en cualquier
momento sin problemas, aunque pase un largo
período de tiempo.
|